Mis palabras si salían de mi boca, se cumplían, y eso era lo que echaba de menos entre otras miles de cosas, nuestras palabras se cruzaban, y nuestras miradas, y nuestras sonrisas parecían ponerse de acuerdo. Todo conectaba perfectamente. Éramos como dos engranajes que volvían a funcionar después de mucho tiempo.
Y en definitiva el tiempo seguía corriendo, mi vida lo adelantaba, y yo corría también.
Lo admito, sigue siendo un poco estúpido, pero sé que no puedo pedirle peras al olmo, porque las cosas han cambiado, tanto para mi, como para él. Y yo de momento no me pienso preocupar, voy a seguir haciendo esas cosas que me llenan aunque sienta que mi vida está un poco vacía, voy a seguir haciendo feliz a la gente, y sobretodo haciéndome feliz a mi misma, que eso ahora es lo más importante. Voy a seguir llorando y estornudando con mi asquerosa alergia, y mientras tanto cantando, riendo, y volviendo a cantar los lunes en inglés y los viernes en música.
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