viernes, 31 de agosto de 2012

Que llueva, que nieve, que hiele.

Que llegue el frío y que estemos todo el día pegados, que llegue el frío y que llegue con él el día que vengas a verme, que me des abrazos y que me comas a besos tal y como me prometiste. Que el único calor que exista sea el que se dan nuestros cuerpos. 
Que llueva, nieve, hiele. Que se nos congelen los dedos de los pies al andar, que me abraces fuerte y me acaricies, que me toques la nariz mientras sonríes, porque está roja del frío. 
Sin distancias que existan. Sin miedos. Sin vergüenzas. Sin el uno sin el otro. Sin palabras, con hechos. 
Pero aún es agosto, mañana septiembre y pronto quiero que se acerque el frío, que le abro la ventana por mucho que me hiele los huesos.
Que vengas ya, que te estoy esperando, que te quiero comer, que te quiero aquí, que quiero dejar de soñarte, que quiero empezar a besarte. ¿No lo entiendes? Date prisa, frío. 


martes, 28 de agosto de 2012

Frío. Soledad. Dolor. Impotencia. Envidia. Distancia. 
Palabras que se clavaban como cuchillos fríos, en el costado, y aquí, y allá. Y más, y más defraude. cuatro por cada tres segundos. 
No quedaba nada por salvar, se había comido todo, mi historia había quedado oxidada, echa trizas. Cachitos imposibles de juntar.
                       ¿Para qué?
Yo no quería juntar pedacitos que se iban a volver a romper. Preguntas, preguntas, y yo sin ganas de responder. Cariño, amor, confianza. Todo a la mierda. Irrecuperable. Esfuerzo, dolor. A la mierda también. 
No quedan fuerzas. No queda nada...Ni de mi, ni de ti. Y lo peor, no queda nada de nosotros.Harta de darme oportunidades y de fallarme a mi misma. De quitar piedras y seguir tropezando. 
Caminos y caminos...nunca acierto. Mal, mal, mal.
Cansada. Sueño. Lágrimas. Llanto. Silencio. Silencio. 
                            Silencio...

Me siento vacía. Sin palabras, ya no quiero herir, no quiero hablar, ni escuchar. Me he cansado de falsas sonrisas, ya no las quiero, la gente lo nota, no quiero explicar. Me voy, me voy al rincón más solitario, y simplemente estar.
Por tu culpa. Siempre llegas tarde. Siempre llegas cuando los golpes más me duelen. Y ya no quiero que vuelvas. No quiero oír nada de ti, todo mentiras. Todo por tu culpa, por ti y por tu orgullo, por ti y por tu manía de dejar correr las cosas pensando que todo tendrá solución. 'No importa,ella es una débil, no tardará en volver.'
Malas rachas que no acaban, etapas eternas. Momentos que quiero quemar, echar a volar. Quitar ese montón de inseguridades y miedos que tengo guardados bajo la almohada. Soluciones, quiero las soluciones que nadie puede darme, que ni si quiera yo puedo darme. Que quizás no estén a mi alcance.

miércoles, 22 de agosto de 2012

Maldita inestabilidad

Lo inestable es no permanecer, es esfumarte, que te esfumes tú y tu felicidad. Constantemente, desaparecer para aparecer.
Busco y busco la respuesta por la que las cosas cada vez se hacen más espesas, más difíciles de hacerlas fluir, pero no la encuentro por ninguna parte. Y no dejo de repetirme 'no te preocupes, tarde o temprano, siempre acaba hablando el corazón'
Pero esta pequeña cabecita necesitaba ya una respuesta o estaría al borde del desquicio. Del desorden, del caos mental. De ser una perturbada para el resto de sus días. No encuentro razones, ni preguntas, ni respuestas. Totalmente perdida. Como encontrar la estrella más pequeña en todo el universo. Como encontrar una aguja en un pajar. Yo era la aguja, sin duda. Perdida, sin encontrarme y sin ser encontrada.
Sin saber cuánto tiempo me queda para empezar a ser feliz, para recuperar cada cachito de felicidad y de mi vida que se perdió con cada golpe. Dicen que el equilibrio es imposible, y yo realmente no buscaba el equilibrio sobre un hilo, yo buscaba un equilibrista, una balanza, alguien que fuese capaz de inyectarme una dosis de estabilidad en vena, de autocontrol, de felicidad. Que me renovase por dentro con cada suspiro. Pero cuesta más de lo que me esperaba. Y entonces las cosas se empiezan a complicar, y no hay dos caminos, sino uno por cada verano perdido, por cada minuto sin su olor, sin sus besos, con su ausencia. Con corazones que vacíos, pesan.
Porque a veces lo que pierdes por una parte, la vida no te lo devuelve por otra. Porque a veces pierdes, y pierdes. Y no queda otra que mantenerse fuerte, pero cuando te fallan las fuerzas, te falla todo.
Filósofos, lo último que se pierde no es la esperanza, es la fuerza.
Y de eso constaba mi cuerpo en esos momentos. De su ausencia, de sus pocos 'te quieros', de desorden neuronal, unas incondicionales ganas de mandarlo todo a tomar por culo, pero, lo que más, inestabilidad. Este cuerpecito estaba lleno de pequeños fragmentos de inestabilidad que ocupaban cada parte de mi ser.

lunes, 13 de agosto de 2012

Quédate con tu cabezonería

Quédate con tu cabezonería y acabarás perdiéndome, quédate con lo que de verdad te haga feliz y me quitaré de en medio, dime lo que piensas y no tendré más que decir.
Sé sincero.
Déjate de niñerías y sé sincero, sólo una vez. Y de mi boca no volverá a salir ni media palabra en dirección a tus oídos, nunca más. Me iré para no volver, para no acordarme de ti en cada canción, cada vez que paso por esa playa, por ese camino, por esa carretera. Dímelo y no volverás a saber de mi.
Pero dímelo, porque cada palabra que te callas me quema dentro, porque cada silencio, cada vez que veo que vienes y te vas y yo sigo invisible, me mata y me ciega, y lo peor es que lo sabes, lo sabes, y no haces nada por impedir que las cosas me vayan peor de lo que me van, no dejas de ponerme las cosas más difíciles de lo que son.
Yo podría hacerte feliz 25 horas al día, de las 24 que tiene, si tú no pasaras de mi las 26 horas del día, si no fueses tan frío, si de verdad te dejases llevar. Pero no, tú siempre vas a lo difícil. Tú siempre decides que lo mejor es hacerte el duro, ser puro hielo, un orgulloso y con la cabeza bien alta grande.
Y me rindo. De verdad que lo he intentado pero no puedo más, no puedo más con esto de mirar y callar. He dado todo y más, me he volcado por completo, tanto hasta caerme y hacerme daño, he dado hasta quedarme sin aliento e intentar dejarte sin él, pero de ti siempre he recibido lo mismo, nada. Me he quedado vacía por dentro y por fuera. Y de mi ya no queda nada, me derrito como hielo al sol... 

miércoles, 8 de agosto de 2012

Soy el incordio del romanticismo.

Soy justo la persona que estás esperando. La que crees que nunca se te va a cruzar, la que te puede enamorar de un instante a otro, aquella a la que alguna vez puedes echar de menos. El acento de todas las veces que escribas corazón. El incordio del romanticismo. El trozo más pequeño de tu esquema roto. La que quiere viajar pero no tiene alas, y para el avión ni medio centavo. La que se asfixia entre cuatro paredes y un techo, la que ha escrito todas y cada una de las palabras que aparecen escritas, algunas a máquina, otras a puño y letra, la que siente pero calla. La que si algo le duele, por dentro o por fuera, chilla. Hasta que su voz no le aguante. La que chilla, la que lo saca todo. Una personita llena de nervios que no son capaces de parar ni un sólo instante. Porque puedo gustarte, caerte mal, ser odiosa, una pava, una insensible, puedo ser una ilusa, puedo ser buena persona, simpática, fría. Puedo ser invisible. Pero también puedo entrar en ti a través de tu mirada. Puedo viajar en el tiempo si me das unos auriculares. Puedo hacer resbalar una lágrima por tu rostro si toco un punto de tu interior. Puedo hacerte llorar de alegría.
Aquella a la que puedes fastidiarle todo con una sola palabra. La que si se enfada, sube a su cuarto a morder la almohada. La que se duerme llorando, la que en el fondo es una niña insegura, indefensa, que necesita sentirse querida. Pero madura de cabeza. Con mucho coraje.
Ideales claros. Sentimientos confusos.

Torciéndome hasta partirme.

Es cierto que últimamente mi vida ha ido perdiendo tono, color, chispa, magia. La ha perdido, y, creedme, cuesta recuperarla, porque, no me encuentro ni yo,  no sé por dónde agarrar para que deje de desmoronarse, porque vivo con el miedo de tocar algo y que se parta nuevamente, que se me caigan los mil pedazos y no sea capaz ni de juntarlos. Porque sin comerlo ni beberlo día a día se perdía una sonrisa, se esfumaba una parte de mi, las cosas dejaron de ser lo que eran, la gente se iba, y yo me volvía invisible. Es un secreto, pero, supongo que no soy la única en el planeta...Pero, estoy cansada de ir de fuerte, de que nada me importa, de que estoy echa de una madera insensible, incapaz de sentir nada por nadie, he intentado aparentar muchas cosas que realmente no eran así, porque no nos engañemos, voy a decirlo todo porque ya no queda nada que perder, nada puede salir peor. Necesito mimos. Necesito abrazos, sentirme querida, que se preocupen por mi, que me digan 'qué tal' porque de verdad les interese y no por puro compromiso, necesito que me den amor por muy cansada que esté de él. Aunque estoy segura de que no me cansaría del amor si no se portase tan mal conmigo, si no me diese la espalda. Necesito que me digan que me quieren, que necesitan verme. Que soy capaz de sacar sonrisas. Necesito todo eso y más, porque, una vez leí que con el tiempo te das cuenta de que tú también necesitas besos en el cuello, porque a veces, estás más perdida si no te pierdes en nadie. 
Si os soy sincera, era todo lo que necesitaba oír, era la manera perfecta de definirme en 27 palabras, era la manera perfecta para abrir los ojos,  para mirar un poco menos fuera y mirar un poquito más adentro, para encontrarme.
Y ahora no toca más que eso, no toca más que mirar hacia adentro, no toca más que buscar y corregir problemas, que aclarar cuentas con mi orgullo, que mirar a los ojos y dejar que hable el corazón, de hacer lo que sientas y esperar todo, hasta equivocarte.

domingo, 5 de agosto de 2012

Seis días.

Quedan seis días. Después de ocho meses tratando de conocerte, tratando de darte lo mejor de mi, de recibir todo de ti, de tantas veces preguntarme a mi misma qué es lo que sucede en mi interior, de buscar la respuesta de mis bajones en tu nombre, de buscarte. Después de acordarme de ti unas mil y una veces cuando siento ese dulce olor a sal, cuando huele a mar...Te siento cerca.
A pesar de 73 kilómetros separando tus brazos de los míos, a pesar de aguantarme cada noche esas ganas de correr hacia ti y no soltarte, de besuquearte, de decirte que te quiero, es cierto que no sé de que manera, eso lo descubriré dentro de sies días...pero, ¿sabes? Cuando te das cuenta que tu estado de ánimo depende de una persona que vive lejos, que no has llegado ni a tocar, cuando te das cuenta...te empiezas a plantear muchas cosas. Porque, una vez me dijeron que, cuando llega alguien que de verdad te hace chillar, morir de alegría...te das cuenta que nunca antes te habías enamorado, que solo había sido una obsesión..
Y tú, eres justo la persona que nunca pensé que me cruzaría, que jamás encontraría, eres justo lo que me faltaba. Eres justo la persona que he estado esperando durante mucho tiempo, eres ese chaleco salvavidas, eres ese paracaídas, llegaste para hacerlo todo más ameno...y sin quererlo te has convertido en el motivo de mi felicidad, de mi tristeza.
Sinceramente, no sé lo que voy a hacer cuando te vea aparecer...va a ser como que se me para el tiempo. Como que quiero quedarme a tu lado para siempre. Como que te voy a estrujar a abrazos.
En seis días te voy a comer. A ti, a los 73 kilómetros de mierda que me lo han puesto tan difícil en todo este tiempo, me voy a comer el mundo.