Es cierto que últimamente mi vida ha ido perdiendo tono, color, chispa,
magia. La ha perdido, y, creedme, cuesta recuperarla, porque, no me encuentro ni yo, no sé por dónde agarrar para que deje de desmoronarse, porque vivo con el miedo de tocar algo y que se parta nuevamente, que se me caigan los mil pedazos y no sea capaz ni de juntarlos. Porque sin comerlo ni beberlo día a día se perdía una sonrisa, se esfumaba una parte de mi, las cosas dejaron de ser lo que eran, la gente se iba, y yo me volvía invisible. Es un secreto, pero, supongo que no soy la única en el planeta...Pero, estoy cansada de ir de fuerte, de que nada me importa, de que estoy echa de una madera
insensible, incapaz de sentir nada por nadie, he intentado aparentar muchas cosas que realmente
no eran así, porque no nos engañemos, voy a decirlo todo porque ya
no queda nada que perder,
nada puede salir peor. Necesito mimos. Necesito abrazos, sentirme querida, que se preocupen por mi, que me digan
'qué tal' porque de verdad les interese y no por puro compromiso, necesito que me den amor por muy cansada que esté de él.
Aunque estoy segura de que no me cansaría del amor si no se portase tan mal conmigo, si no me diese la espalda. Necesito que me digan que me quieren, que necesitan verme. Que soy capaz de sacar sonrisas.
Necesito todo eso y más, porque, una vez leí que
con el tiempo te das cuenta de que tú también necesitas besos en el cuello, porque a veces, estás más perdida si no te pierdes en nadie.
Si os soy sincera, era todo lo que necesitaba oír, era la manera perfecta de definirme en
27 palabras, era la manera perfecta para abrir los ojos, para
mirar un poco menos fuera y mirar un poquito más adentro, para encontrarme.
Y ahora no toca más que eso, no toca más que mirar hacia adentro, no toca más que buscar y corregir problemas, que aclarar cuentas con mi orgullo, que mirar a los ojos y dejar que hable el corazón, de hacer lo que sientas y esperar todo, hasta equivocarte.