Que llueva, nieve, hiele. Que se nos congelen los dedos de los pies al andar, que me abraces fuerte y me acaricies, que me toques la nariz mientras sonríes, porque está roja del frío.
Sin distancias que existan. Sin miedos. Sin vergüenzas. Sin el uno sin el otro. Sin palabras, con hechos.
Pero aún es agosto, mañana septiembre y pronto quiero que se acerque el frío, que le abro la ventana por mucho que me hiele los huesos.
Que vengas ya, que te estoy esperando, que te quiero comer, que te quiero aquí, que quiero dejar de soñarte, que quiero empezar a besarte. ¿No lo entiendes? Date prisa, frío.
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