sábado, 31 de diciembre de 2011

#Goodbye

Un año más, uno menos, una prueba más de que el tiempo sigue pasando, como siempre, veloz, sin esperar a nadie, porque por más relojes que haya, a fin de cuentas nunca va a importar que te termines de comer las 12 uvas. Un año más en el que suena de fondo el típico borrón y cuenta nueva que después no sé hacer, se me pierden las gomas o directamente no tengo papel en blanco.
El 2011 se va, se pierde entre vaso y vaso de coca-cola, las risas, páginas que quizás no pudiste pasar , vuelan entre cuartos y campanadas, el primer amor, se queda almacenado en un antiguo parque, en un trozo de césped, se queda en aquella playa, en agosto, pienso dejar mis sentimientos en tres estúpidos meses que curiosamente fueron los mejores de mi vida, lo dejo todo atrás por un verano en el que viví más cosas que en tres años de vida, ahora lo dejo todo por volver a ser feliz, tengo pensado hacer reformas en mi sonrisa, en realidad tengo ganas de cambiar el mundo pero tengo miedo de que el mundo me cambie ami porque es lo que me suele pasar.
Cosas buenas del 2011 son muchas, conocí a gente realmente inolvidable, a personas que les cuesta coger confianza y que tienes que sonsacarle los problemas, a personitas que hablan francés desde los cinco años y que hacen que vea la vie en rose, he tratado con la mejor consejera del mundo entero cuyo nombre empieza por F y termina por LORA, en un año que he vivido y sentido muchas cosas, a personas que me hicieron tocar lo más alto a la vez que tocaba lo más bajo del suelo, siento que soy una nueva yo, este 2011 me he encontrado y de verdad, he echo una pequeña vereda que más tarde convertiré en camino, mi camino. He visto aviones despegar y que para mi no volverán, he visto a algunas personas salir de mi corazón, he cerrado muchas puertas pensando que haciéndolo abriría otras, sí, alguna que otra vez me equivoqué y sin embargo me lo pasé bien, merecieron la pena y al final fueron algo que contar en un día como este. He estado un concierto en el que salí mezclando graves con agudos, y en el que luego no pude hablar, compré camisetas y memoricé prefijos onubenses, gasté muchas bromas y aprendí chistes de humor negro, rei, organicé alguna que otra fiesta y me enseñaron a bailar, tiré cincuenta mil vasos de coca-cola y tuve mil ciento ochenta bipolaridades, he pegado possits con deseos en el centro comercial con una pelirroja desteñida, aprendí a jugar al futbolín, hice muchas excursiones y me pasé hasta las tres de la madrugada cantando villancicos, me reí con un estúpido vídeo de un dinosaurio vestido de arcoiris y me regalaron una camiseta con un pez de tres ojos. Bailé flamenco con una rubia tonta y tuve sueños que me trastornaron por completo.
Posiblemente sea el mejor año que tenga en la vida, pero es hora de guardarlo en un cajoncito y esperar que el 2012 se porte bien conmigo, de tomarme mis 12 uvas y de sonreír mucho en 12 meses.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

Todo esto es una mierda

Lo sé, dije que las cosas se habían estabilizado pero como siempre me equivoco, y realmente no , no se han estabilizado y parece que nunca fuesen a hacerlo, porque los meses pasan , y siguen pasando, y yo me quedo aquí, sin un paso más y lamentando que siga escribiendo siempre de lo mismo, que mis propuestas y mis palabras se pierdan o simplemente se deterioren nada más salir de mi boca, que siempre sea la misma puta y estúpida inspiración que odio, que mis antiguas antiquísimas  musas ya no quieran volver a mi enredada mente.
Que pasen las primaveras, los veranos, los otoños, y los putos inviernos, sobretodo los inviernos que siempre tengo que pasar sola, con el asqueroso calor de la manta, con el calor de invernadero, odio que se quede ese hueco en mi cama porque justo y sólo cuando me meto en la cama , pienso que mi cama no siempre ha estado así, hubo un tiempo en el que llegaba y olía a él, hubo un tiempo en el que la cama se acostumbró a su cuerpo, y en el que la almohada olía a su champú. Hubo un tiempo en el que subía la persiana para verlo mejor, como dice caperucita roja, para ver sus preciosos ojos y no porque me lo dijese mi madre, en el que ordenaba mi cuarto por el mero hecho de que él iba a llegar y quería darle buena impresión. 
Echo de menos cuando toco a su timbre y sé que no está, que no me va a abrir la puerta y mucho menos con su adorable sonrisa, que sé que nunca más me va a invitar a subir a su cuarto y a preguntarme si he merendado, sé que nunca más nuestros cuerpos se van a volver a juntar en ese sofá en el que empezó todo y dudo que vuelva a pasar algo, lo dudo mucho. Porque él ya no quiere ni verme por alguna razón que casi prefiero no oír, porque él posiblemente, sea más fuerte que yo y haya aprendido a vivir sin mi, tambien puede que su cama no se le quede grande y también puede que no se acuerde ni de como olía y lo más probable es que no se quiera ni acordar
Y yo... bueno, tengo días y días. Hay días que me despierto con hambre y no expresamente de desayunar si no de comerme a poquito a poco el día y si hace falta de postre a la noche para no soñar con él, tengo ganas de volver a empezar y como si yo volviese a nacer, siento que dentro de mi no queda nada, y que quiero escuchar música a todo volumen, pero de repente pasa algo, y es que esa canción la escuchábamos los dos, que ya todo todo es él, y ya casi no soy yo, que tengo la sensación de que esa maleta con destino a Argentina se llevó sin querer un pedacito de mi, y me gustaría decirle lo que pasa, me gustaría recordarle que se lo traiga de vuelta y que no se olvide de dejárselo allí, pero no puedo hablarle, la primera vez lo quité yo y la segunda fue él, de hecho creo que aunque le hablase me mandaría empaquetada con rumbo a la mierda, ya por poco me aprendo el camino.
La verdad es que intento no reconocerlo, porque me hace sentir más pequeña de lo que soy, pero la verdad es que sí, las cosas han cambiado bastante desde que él ya no está a mi lado, lo cierto es que muy pocas veces mi sonrisa se hace tan kilométrica como cuando reía con él, pocas veces siento que soy yo, lo cierto es que siempre me va a quedar algo dentro, una espinita que intento ni rozar para que no sangre ni un poquito, pero siento que nunca cicatriza del todo. Tengo miedo de que esa marca se me quede en mi piel de manera crónica, tengo miedo que todas las calles de mi pueblo se queden con el tacto de su mano y con nuestras pisadas acompasadas, tengo miedo de seguir viendo su camino, y a él siempre más pequeño.
Hoy es el día de los Inocentes, y he estado pensando que me gustaría haber pasado este día junto a él, de gastarle la estúpida broma de que no lo echo de menos, que realmente no sería una broma si no una mentira, y la verdad es que me gustaría que todo esto fuese eso, una broma, que todo esto terminase y me dijesen que soy una estúpida inocente, me daría igual que le tirasen huevos a la fachada de mi casa o incluso que me rociasen de muñequitos de papel cogidos de la mano, con la cosa de que esto fuese una broma por pesada que fuese.
Quedan exactamente 2 días y 23 horas, para que se acabe el año, y uno de mis propósitos a cumplir entre el millón de deseos, es que no sólo pase página de verdad, si no en que los reyes magos se porten bien y me regalen un estupendo libro , para volver a empezar en el que no haya letras pequeñas ni mensajes subliminales. Al que no le sobren ni le falten páginas por escribir. 
A mi mas que a nadie me gustaría que esto no estuviese sucediendo pero lo está, odio que ya sea otro día y vuelva a empezar mi rutina y que mi vida ya esté vacía, que el vaso no esté ni medio lleno ni medio vacío y que simplemente no tenga agua, yo quiero darme otra oportunidad, un ultimátum que sé que tendrá otro sucesor, pero en el fondo y con otra bipolaridad como título principal sea que sé que tarde o temprano quizás nuestras palabras se vuelvan a cruzar, que sólo necesite tiempo y que posiblemente tarde o temprano vuelva a esa piscina donde me tiré por ultima vez, donde lo di todo y dí un salto suicida sin contar con el agua que podía tener.
Puede que en otro momento, en otro año, en otro tiempo y en otro lugar las cosas vuelvan a empezar, de cualquier manera, sin esperarlo o quizás planearlo la noche de antes, y también puede que no, que me vuelva a dar la gran hostia de la que todos me "advirtieron" , o que simplemente este sea mi secreto y no lo quiera contar a nadie hasta que las cosas no den un resultado, puede que hasta yo misma mañana me despierte y nada de esto lo haya pensado o sentido, puede que yo misma decida tirar la casa por la ventana y me llame gilipollas, por si quiera volver a decir su nombre.
Sinceramente puede que mañana el gallo cante cualquier cosa menos un "te echo de menos".

lunes, 26 de diciembre de 2011

Por fin las cosas se estabilizan

Por fin, las cosas se quedan en su sitio , por fin no se olvidan nada atrás, y sé paso por paso lo que he ido consiguiendo, poquito a poquito, hasta volver a ser estable, como la masa, hay que remover y remover hasta que se haga fuerte, vuelva a ser como era, como si nada hubiese pasado.
Vuelvo al brasero con mi gente, a las risas que echaba de menos, a contagiarlas, a echar 7UP por la cabeza, a comer pipas tijuana, me vuelvo a la calle a dar brincos, a quedarme en ella hasta pensar que los dedos se me caen a cachos, vuelvo a llevar mochila para no tener que pagar bolsa y llevar mi cargamento de chucherías durante toda la tarde. Vuelvo con los conguitos que por cierto saben mejor que la última vez.
Ahora es el momento de decir que todo se ha cicatrizado, que a veces escuece pero se pasa rápido, que ya hace tiempo que me caí y no es que solo me haya levantado, si no que ya llevo un camino recorrido, quizás corto, pero fuerte. Y ahora que estoy segura de mi misma, me lanzo a la gente y la convenzo de que se puede, que no existen los imposibles.
(IMPOSIBLE)
Y que quien algo quiere, el triple le cuesta. 
Pero todo se consigue, todo , todo , todo...
muy poco a poco.
Ahora no empiezo, si no que continúo el capítulo de mi vida que dejé a medias, y termino ese horrible capítulo al que me prometí ponerle final. No empiezo desde cero pero si a 200 km/h.

martes, 20 de diciembre de 2011

Bipolaridad número mil ciento ochenta

Hoy brindo por lo oportuna que es siempre Pereza, hoy brindo por todas esas veces que dije que no tenía nada que decir al respecto, por todas las veces que me dí la vuelta y no quise verlo, brindo por todas (hasta la última) de mis gilipolleces a su lado, brindo por todas mis mentiras y mis falsas modestias, por las veces que me odié y lo odié a él, por todos los tronos donde reinaban dudas, brindo por las conversaciones con la almohada y los "pensamientos" en la ducha, por las ideas tontas y por los planes que salen mal, por lo lejos que está Argentina, por todas las indirectas, por los que cuando queremos que se aludan no lo hacen, por los cobardes (como yo) que sólo dicen las cosas en un blog, y por los enmascarados que se suben a los aviones para volver un mes después como si nada hubiese pasado. 
Brindo por todas ellas, porque es lo único que se puede hacer, para no tirarlas como hice con las toallas. 
Mi vida se desmorona y se construye en cuestión de segundos y de forma sumamente sencilla. Esta ya es la número mil ciento ochenta de mis bipolaridades.
Justo cuando pienso que me va a subir el ánimo escucho salir de mis auriculares:
"Yo pienso en aquella tarde cuando me arrepentí de todo, daría todo, todo lo daría por estar contigo y no sentirme solo."

No, no debería pasarme esto, pero me pasa, no debería ir para atrás como los estúpidos cangrejos, no debería sentirme tan imbécil y hoy no debería quedarme encerrada en casa comiendo bollos de chocolate, y escuchando pereza, y recordándolo...no debería pasarme, pero me pasa.



domingo, 18 de diciembre de 2011

Una camiseta, una ducha, y una larguísima historia

Sí, hoy se me había ido la cabeza a otro sitio y llevaba puesta la camiseta de mi ex, la única camiseta que no le había devuelto cuando lo dejamos, el único pedacito de él que me quedaba, sin contar sus dibujos y los billetes del autobús. Me sentía extraña, a punto de quitármela y a nada de abrazarla, tenía ganas de hablar con él de repente, tenía ganas de ir mañana al instituto y encontrarme con su cara, reírme de su estúpido peinado   y engañarme, sobre todo engañarme, otra vez.
La cosa no acaba aquí. A mi las duchas siempre me han echo pensar mucho, bueno, esta vez no pensé demasiado... el caso es que me dije a mi misma que en cuanto saliese de aquella ducha, iba a conectarme como una loca al único perfil donde lo tengo agregado, para hablar con él, para preguntarle cosas, para responderme a mis dudas, se me pasó por la cabeza una remota esperanza de que pudiésemos arreglarlo.
Sí, arreglarlo, llevo unos días pensándolo. Pensando que prometimos que no íbamos a ser como "esas estúpidas parejitas que lo tiran todo por la borda", pensando que quizás este diciembre no iba a ser tan frío, no porque fuese a tener nada de nuevo con él  sino simplemente porque lo admito, lo echo de menos, y me da igual la forma en la que lo pueda llegar a entender, es sencillo. Yo lo sabía, lamentablemente lo sabía desde la primera vez que hablé con el por chat, lo sabia todo ese tiempo hasta justo el día que lo perdí. Y se me olvidó hasta unos cuantos días atrás, porque por alguna razón he vuelto a recordarlo después de dos meses. Puede que sea por ese chico que me recuerda todos los días lo lejos que ahora está de mi, puede que fuese por ese raro sueño que consiguió trastornarme la cabeza por completo, puede que sea el volver a ver su perfil, o que sea porque he vuelto a ver tendida su camiseta que hacía tanto que no veía, porque posiblemente estuviese arrugada, en el fondo de mi armario, desde el día que me enfadé e intenté romperla.
Sabes, es justo como si mi cabeza se hubiese quedado anclada en los buenos tiempos, como si todo lo malo hubiese caído en coma, y lo odio. Porque no sé que va a pasar conmigo, con los círculos viciosos y con las fotos nuestras que aún no me atrevo a borrar. En si las cosas vuelven a empezar o si el primer punto que aparezca será el final.
Lo peor de todo es que hoy no me da la gana de quitarme tu estúpida camiseta, porque por mucho que pase,  no deja de ser estúpida.

jueves, 15 de diciembre de 2011

Días y horas oportunas. Claro que sí

Hacía tiempo que no tenía días como este. Días en los que me dedico a rezar para que mañana este puto mundo me dé una alegría, días que no se saben a lo que huelen, comederos de cabeza junto a mil partidas perdidas, ganas de que se te antoje algo, como si de repente quieres ser feliz, de convertirte en un limón, quiero que hoy me expriman lo más a fondo posible. Pero resulta que el mundo es un capullo integral, que a veces hay que insultar por lo bajito para no jugarte la merienda, hay que poner ojitos de cordero y pedir a susurros una oportunidad más, a veces, hay que pedir que no se pare tu canción favorita para que no se te caiga la sonrisa, pero entonces te das cuenta de los hilos de los que cuelgas, los que te manejan, y miras a la gente para la que llevas mucho tiempo bailando, miras al telón y te das cuenta del tiempo que llevas actuando, de que la función aún no se a terminado. Y no solo te miras, si no te imaginas ante todos, tan solo, miras a las de más marionetas que se hicieron libres, que se cortaron los hilos y que aunque fuese con rotulador se dibujaron una sonrisa.
Pero entonces miras al público, y te das cuenta de que no hay, que por alguna razón se han cansado de ti, que estás solo entre cuatro estúpidas paredes que hacen eco. 
Entonces te olvidas de hilos, de marionetas y de jardines del Edén, y como siempre caes, vuelves la vista hacia atrás, y te encuentras con un millón de recuerdos polvorientos y con un crujiente cajón estropeado, que mezclaste ahí tus historias con el amor, y te das cuenta de que aún quedan muchas cosas y que estabas equivocada al pensar que con cerrar un cajón podrías abrir otro, ves fotos que creías haber olvidado pero que siguen ahí, que no han muerto simplemente porque estaban esperando a ese momento que iba a llegar, tarde o temprano, justo como dice la canción, sabían que ibas a volver, sabían que había huecos que tú creías haber rellenado con cualquier otra cosa. Sigues rebuscando con la esperanza de encontrar algo que te recuerde a cuando eras feliz, al menos a cuando eras pequeña, a tu primer campamento. Y ¿qué te encuentras? Con mierda, mierda, mierda, y más mierda, y piensas, e intentas hacer un cálculo elevado a tus propias lágrimas, no hay resultados, miras a tu alrededor y te das cuenta que lo único que te quedaba tú misma decidiste encajonarlo y guardarlo, y ahora no te queda nada, estás vacía y las pocas cosas que te hacen feliz son frágiles. Que buscas placeres en cosas que quizás tú misma maquillas, que crees perfectas cosas que no lo son, que imaginas, y vives de ello. 
Es triste, pero el ser humano está echo para buscar su propia felicidad. Digo buscar, porque aun nadie la ha encontrado.
Y te das cuenta, de que hay aviones que despegan, que cogen altura y que se pierden, para siempre.

lunes, 12 de diciembre de 2011

Todo cambia y sigue igual

Bueno, empecemos diciendo que es doce de diciembre, que creo que es por eso por lo que tengo ganas de estar con mi familia, viendo películas de navidad, con tostadas de mantequilla y batidos de chocolate, con una manta y viendo como llueve, de poner árboles de navidad y de decorar la baranda con esas tiras pomposas de papel brillante. Creo que es por eso por lo que las chinchetas me dan igual, porque no quiero que brille ninguna, ni brillar para nadie, prefiero dejarlas en la caja, no quiero agujerear más mi pared.
Pienso que he estado demasiado perdida y que me han pasado muchas muchas cosas, entre otras no poder escribir y creo... creo que ya no sé. Porque me he enganchado a la felicidad como dice Amelie María , como al cigarro de las cuatro y media, porque me he enganchado a los amigos, al perfecto sonido de las carcajadas, me he acostumbrado al humo de los conciertos, me he acostumbrado al frío de diciembre. Porque le termino cogiendo cariño a las cosas tontas, como aprender a jugar al futbolín, como a esa coca-cola en el bar, le he cogido cariño a las antiguas tardes en el parque, al crujido de las pipas y a los labios hinchados de la sal, echo de menos los bancos donde me pasaba las tardes, y a veces ... solo a veces, a aquel parque de los olivos,  a su césped y a sus colillas de tabaco.
Y porque ahora, 12 de diciembre, sólo pienso en lo que cantaré en nochebuena, en que me voy a dejar la mano estas navidades tocando la zambomba y en que me voy a empachar de bombones y mantecados, que este año voy a probar suerte y a tomarme las 12 uvas, que mi propósito de año nuevo va a ser ser feliz, y no dejo de pensar en los pies que se me van a quedar después de bailar y en la voz que se me va a quedar de tanto cantar y reír.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Los días más lluviosos son los que más me gustan

Diciembre comienza por fin, sólo empezar ya suena a invierno, ya suena al tintineo de la lluvia en el paraguas, a a las carreras en el cristal, a las siestas interminables, huele a café calentito, huele a la leche antes de dormir, y sabe a nieve, ya se siente el frío cortante.
Estos días, son los que más me gustan. Son simples, pero siempre tienen algo de especial que siempre quise encontrar en sus veinticuatro horas pero que nunca me molesto en buscar, porque en los días lluviosos lo dejo fluir, yo me dejo llevar. No creo en eso de los días grises; a mi me encantan. Me encanta cantar bajo la lluvia, y si no se me escucha me da igual porque yo bailo, y chapoteo en los charcos, yo me paso las tardes en los braseros manteniendo conversaciones realmente interminables, y da igual de lo que se hable.
Que no, que no hace falta que haga un calor asfixiante y llevar tirantes para pasártelo bien con tus amigas, para ir a comprar, para comerse una hamburguesa de esas que no aprenderás a comerte nunca, porque no, porque con frío, con nieve o como sea se puede ser feliz si se quiere, esté lloviendo y estén las nubes grises o negras, porque todas terminan por irse, y si el viento tira tu paraguas que se lo lleve, no sirven para nada, ni si quiera las capuchas, porque es invierno y eso significa que empieza una nueva estación, y me da igual si no es un nuevo año porque para mi es borrón y cuenta nueva cuando me interesa.

miércoles, 30 de noviembre de 2011

Los nudos de deslían de un día para otro

Hoy me di cuenta de que no sólo yo era bipolar, si no que la vida también podía serlo a veces, y que sobre todo y que como siempre digo, cambia en cada respiración. Siempre sin avisar, siempre cuando quiere y como quiere.
Pero esta vez a la chiquitita, las cosas no le iban mal, esta vez las cosas se volvían del revés para que yo las atrapase, yo era una diana y habían dado en el blanco, era justo lo que hoy quisiera que pasase, era justo lo que quería que me alegrase el día, porque hoy podían salir muchas cosas mal pero por alguna razón que desconozco me salieron bien. 

domingo, 27 de noviembre de 2011

Ahora tiro por la ventana todas esas cosas que ya no quería recordar

No, ahora no quería enamorarme, ahora estaba llena de vendas y estaba apunto de quitármelas, para ver por fin lo que quería, lo que llevaba imaginando casi un mes, ya estaba casi preparada para volver a ser feliz. Vale, lo reconozco, porque la palabra así suena grande, incluso casi increíble para mi , pero no me importa porque ya la tenía cerca, no al alcance de mi mano pero apunto de agarrarla para no volverla a soltar jamás.
Pero no, a mi las cosas no me podían salir bien por segunda vez, a mi las cosas buenas ya me habían llegado, es eso, ¿no? me vino todo lo que me merecía en trece años en una bola, ¿y ya se acabó? Quiere decir que a partir de ahora lo que llegue, se esfuma , y lo que quiero que se esfume, llega y para quedarse.
Pues no, yo ahora quiero que me devuelvan mi suerte, quiero que después de este larguísimo mes, me vuelva lo que lancé por la borda como un boomerang que esperaba que volviese, y se perdió por el camino.
Y sé que desde este momento, voy a decir tantas cosas...miles de cosas que seguramente luego puedan quedarse perdidas como ese boomerang que lancé hace tiempo, pero es justo a donde quiero llegar. Sí, efectivamente empiezo un nuevo libro, me cansé de pasar páginas y que en todas pusiese su nombre, y ahora llego yo, otra vez, no sé si una nueva, o la misma de antes, pero lo más posible es que siga llevando a cuestas todas y cada unas de mis bipolaridades, de mis seguidas contradicciones, de mis comederos de cabeza y de mis idas de la olla, de mis errores y mis pensamientos equivocados, de las cosas que hice bien y se vuelven del revés...de todos esos pasos que dejé marcados de aquí para atrás.
Quiero dejar de una vez los problemas olvidados en el perchero, y este invierno prometo que no me va a importar mojarme de arriba a abajo, porque es más, ya que estamos, en el perchero también dejaré mis antiguos zapatos, esos con los que andé tantos caminos escarpados, y ahora me olvido de bicicletas que tenían los frenos averiados y me miro mis pies, porque ahora tengo unos zapatos nuevos, que nunca se van a cansar de caminar, porque ahora también estreno un nuevo camino. Por esa frase de que cada final, será un principio.