Hoy brindo por lo oportuna que es
siempre Pereza, hoy brindo por todas esas veces que dije que no tenía nada que decir al respecto, por todas las veces que me dí la vuelta y no quise verlo, brindo por todas
(hasta la última) de mis gilipolleces a su lado, brindo por todas mis mentiras y mis falsas modestias, por las veces que me odié y lo odié a él, por todos los tronos donde reinaban dudas, brindo por las conversaciones con la almohada y los
"pensamientos" en la ducha, por las ideas tontas y por los planes que salen mal, por lo lejos que está
Argentina, por todas las indirectas, por los que cuando queremos que se aludan
no lo hacen, por los cobardes
(como yo) que sólo dicen las cosas en un blog, y por los enmascarados que se suben a los aviones para volver un mes después como si nada hubiese pasado.
Brindo por todas ellas, porque es lo único que se puede hacer, para no tirarlas como hice con las toallas.
Mi vida se desmorona y se construye en cuestión de segundos y de forma sumamente sencilla. Esta ya es la número mil ciento ochenta de mis bipolaridades.
Justo cuando pienso que me va a subir el ánimo escucho salir de mis auriculares:
"Yo pienso en aquella tarde cuando me arrepentí de todo, daría todo, todo lo daría por estar contigo y no sentirme solo."
No, no debería pasarme esto, pero me pasa, no debería ir para atrás como los estúpidos cangrejos, no debería sentirme tan imbécil y hoy no debería quedarme encerrada en casa comiendo bollos de chocolate, y escuchando pereza, y recordándolo...no debería pasarme, pero me pasa.
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